Alcohol, el enemigo a evitar

Alcohol

Al tercer campeón de Mister Olympia, Frank Zane, le gusta acompañar su cena con una copa de vino todas las noches. Menciona las propiedades que tiene el vino para facilitar la digestión.

Cuando Arnold Schwarzenegger estaba en el mundo del culturismo de primera, le vi añadir unas cuantas medidas de ron en su bebida proteínica. «Hace que sea más veloz para el cuerpo la absorción de las proteínas», explicaba.

Los americanos no se preguntan cuando se ponen a beber. Se gastan el equivalente a 500 millones de galones al año en licores, que equivalen a dos galones y medio por persona. La bebida más popular es la cerveza, con 5.7 billones de galones al año. El vino ocupa un lejano segundo lugar con 500 millones de galones.

De los 160 millones de americanos que son legalmente mayores para poder beber, 112 beben de forma regular, mientras que 48 millones son abstemios. Otros 12 millones tienes serios problemas con el alcohol y 6 millones son abiertamente alcohólicos. La sociedad paga un alto precio por todos aquellos que beben (más de 136 billones de dólares cada año) Las estadísticas indican que el alcohol es del 45 al 68 % la principal causa de malos tratos al cónyuge, un 49 % de malos tratos a niños, 50% de causa de violaciones, 83 % de incendios, y/o de asesinatos, 55 % de suicidios, 69 % de ahogamientos y un 75% relacionado con accidentes laborales.

El alcohol juega un papel fundamental en más o menos la mitad de 51 .000 accidentes de tráfico y 750.000 lesiones cada año. Los problemas con la bebida comenzaron pronto: en 1985, 100.000 niños entre 10 y 11 años declaraban que se emborrachaban por lo menos una vez a la semana. Es la droga número uno dentro de los adolescentes.

El Doctor Charles Hennekens, de la Escuela de Medicina de Harvard, expone: »Ahora
mismo, la sociedad necesita saber que, después del tabaco, el alcohol es la evitable segunda causa de muerte en los Estados Unidos».

La mayoría de la publicidad se centra en unos pocos efectos terapéuticos del alcohol. Algunos estudios revelan que se incrementa una alta cantidad de lipoproteínas, o HDL, que forma el colesterol para proteger una afección cardiovascular.

Las propiedades relajantes del alcohol pueden ayudar a la socialización. Como dijo notoriamente Kinky Friedman «la belleza está en los ojos del que sostiene la cerveza (Beauty is in the eye of the beerholder).

Esta es la "moto" que nos venden...
Esta es la «moto» que nos venden…

No hay estadísticas sobre cuántas seducciones se han producido bajo sus efectos, pero sí que es triste el número de violaciones por inducir al emborrachamiento.

El alcohol es un arma de doble filo dentro del mundo del culturismo y la salud. Los adversarios de los test de drogas hacen hincapié de la hipocresía existente sobre las pruebas de esteroides anabólicos mientras que se ignora la más peligrosa, y legal, de las drogas: el alcohol. Vamos a echar un vistazo para explicar el por qué.

¿Que es el alcohol?

Alcohol es un término general empleado para designar un grupo de componentes orgánicos (son ricos en carbono).

La clase que bebemos, alcohol etílico, contiene dos átomos de carbono con un grupo de hidroxil unido a uno de los carbonos, lo cual significa que el alcohol es soluble fácilmente en el agua y la grasa. Ello también implica que el alcohol circula rápidamente por todos los tejidos una vez está en el cuerpo. Cuando bebes alcohol sin tomar ningún alimento, el estómago rápidamente absorbe un 20% del mismo y no necesita ser digerido.

El otro 80% pasa a la sangre a través del aparato gastro-intestmal alto. El cuerpo metaboliza el 95% del alcohol antes de excretado, el 85 % de este proceso se produce en el hígado y un 15% en el estómago. El 5% que no es absorbido sale fuera del cuerpo a, través de los pulmones y la orina.

Este es el alcohol que es detectado por las autoridades cuando hacen uso del test de prueba de alcoholemia. El alcohol en sí es realmente desecho por el metabolismo de la levadura, la descomposición de los azúcares y almidones por la levadura en el proceso de fermentación.

La cerveza está hecha de cebada y lúpulos fermentados. El vino es el producto de fruta fermentada. Los licores con gran contenido en alcohol comienzan con la fermentación
de almidón o planta, después el producto fermentado es destilado para concentrar el alcohol.

Nuestros cuerpos también producen cerca de siete gramos de alcohol cada día como
resultado de la fermentación del azúcar por las bacterias intestinales.

El hígado puede metabolizar el alcohol en un promedio del cuarto de una onza por hora, aunque varía según la persona. El alcohol de una copa de vino circula de tres a cinco
horas por nuestro cuerpo hasta que desaparece del todo. Por supuesto que cuanto más alcohol ingieras más tardará tu cuerpo en desecbarlo del todo. El tener alimentos en el
estómago, especialmente proteínas y grasas, aminora la absorción de alcohol.

Las bebidas diluidas, como el vino o la cerveza, se absorben más lentamente que un licor fuerte. La carbonatación, como en el caso del champagne, agiliza la absorción, lo cual provoca que te sientas bebido mucho más rápido.

La cantidad de alcohol en cada bebida varía. La cerveza contiene de un 4 a 5% de alcohol (en sus versiones convencionales), el vino tiene de 12 a 14% y el licor de un 40 a 45%.

¿Como se elimina?

El hígado desecha el alcohol en tres pasos. La alcohol deshidrogenasa, una enzima del hígado, convierte el alcohol en acetaldehído. Este es un paso de limitación, puesto que ocurre a cierta velocidad y hace que se limite el ritmo de eliminación del alcohol del cuerpo.

En el siguiente paso el hígado convierte el extremadamente tóxico acetaldehído a ácido acético o acetato, el cual es transformado a dióxido de carbono y agua.

Una cuestión importante es que en el primer paso de eliminacion del alcohol no se produce solamente acetaldehído si no que también se genera hidrógeno, el cual, en exceso, genera problemas hepáticos.

Si te pasas... acabarás destrozado.
Si te pasas… acabarás destrozado.

Para librarse del excedente de hidrógeno lo desvía por diferentes caminos. Uno de ellos implica convertir las sustancias que no sean hidratos de carbono, como las proteínas y grasas, en glucosa, que resulta vital para mantener la medida necesaria de azúcar en sangre. Si tu cuerpo ya ha reducido los hidratos de carbono, el beber grandes cantidades de alcohol puede producir una hipoglucemia o un nivel bajo de glucosa en sangre.

Es tóxico poner en primera línea en el hígado la metabolización del alcohol por encima de procesos como la producción de glucosa o el metabolismo de grasas. El sistema microsomal de oxidación del etanol, es uno de los sistemas que el hígado utiliza para desechar el alcohol u otras drogas.

Largas dosis de alcohol cargan este sistema, el efecto neto produce que ciertas drogas sean excretadas más rápido. Este sistema microsomal de oxidación del etanol también activa
los agentes cancerígenos del tabaco y de la carne a la brasa, haciéndolos más potentes de lo normal.

Alcohol y medicamentos

El alcohol reacciona con más de 50 de los fármacos de mayor uso. Por ejemplo, el
efecto sedante de las pastillas para dormir y los tranquilizantes se ve incrementado cuando se toma alcohol.

Otros de los efectos adversos de los medicamentos combinados con alcohol se da con los anticonvulsivos y los anticoagulantes. Cuando es combinada con alcohol, la aspirina provoca sangrado estomacal. Si tomas aspirina antes de beber, tal y como aconsejan a veces para evitar la resaca, en realidad te emborrachará porque la aspirina agiliza la entrada de alcohol en el cuerpo a través de la inhibición de una enzima estomacal.

Tratamientos para úlceras, como el Tagamet, hacen exactamente lo mismo. El acetaminofén, un analgésico alternativo a la aspirina, es posiblemente toxico para el hígado en el caso de que se haya ingerido alcohol.

Los efectos en el cuerpo y sus consecuencias

Muchos creen que el alcohol es un estimulante debido a sus bajas inhibiciones, pero realmente es un sedantedepresivo.

En un principio era usado como anestésico. En las películas del oeste podemos ver muchas veces al protagonista dar un trago de whiskey mientras le sacan una bala del cuerpo.

El alcohol primero afecta la parte del cerebro que controla el comportamiento social, el lóbulo frontal. Por así decirlo «levanta el pie del freno» haciendo que seas menos inhibido y gue se desate la lengua. Si se continúa bebiendo, también lo hace la acción depresiva del cerebro.

La mayor parte del mundo te consideraría legalmente borracho cuando una parte de cada mil de tu sangre sea puro alcohol, expresado en un 0.1 % de concentración de alcohol en sangre.

Un hombre de 68 kg. que metaboliza una bebida en 90 minutos tendría que beberse cinco cervezas o cinco copas de whiskey en el plazo de dos horas para alcanzar una cifra de 0.1 % de alcohol en sangre.

El consumo de alcohol cada se vez se produce a edades más tempranas.
El consumo de alcohol cada se vez se produce a edades más tempranas.

En ese punto tu habla se vuelve confusa y actúas con torpeza. Lo que está ocurriendo es que el alcohol está presionando las áreas motrices de tu cuerpo, haciendo que pierdas el control de tus músculos y de tu equilibrio. Tienes siete veces más posibilidades de tener un grave accidente de tráfico con esa cantidad de alcohol en tu cuerpo. Si bebes cinco copas o más en un periodo corto de tiempo, tu nivel de alcohol sube a un 0.2%.

Llegados a ese punto el efecto de la bebida se está extendiendo a la otra mitad de tu cerebro. Empiezas a tambalearte y lo que quieres es acostarte y dormir. Tus emociones tampoco están bajo control y puedes estar de repente tanto riéndote como llorando sin ningún motivo aparente. Cuando el alcohol en sangre llega a un 0.3% entras en un estado de aletargamiento y te encuentras cada vez más confuso.

Si pasases a un 0’4% de alcohol en sangre probablemente necesites ir al hospital. Si progresas a un 0.5%, olvídate del hospital, tu siguiente parada estará en la morgue. En ese punto el alcohol ha anestesiado tu cerebelo.

Afortunadamente, son pocas las personas que llegan a ese fatal extremo. Cada media copa de alcohol incrementa el alcohol en sangre alrededor de un 0.025%, depende de la complexión y de la comida ingerida, necesitarías beber 20 martinis, 40 cervezas o cinco botellas de vino en una hora para alcanzar esa zona mortal. La mayoría de las personas
antes de llegar a ese punto o bien vomitan o se desmayan.

El alcohol trastorna interrumpiendo en la coordinación cerebral y en las expectativas. Según el neurocientifico Donald Woodward, de la Universidad de Texas, Ph.D., en la Universidad de Texas y el Centro de Ciencia y Salud en Dallas, nuestro cerebro genera una señal de lo que espera sentir. Por ejemplo, cuando caminas, normalmente no piensas en el movimiento que están realizando tus pies, es un proceso automático. Si tu pie se golpea con algo, en ese momento te vuelves consciente de tu pie, como si una ventana se hubiera abierto de repente en tu cerebro para hacerte consciente de la presencia de tu pie. Después de haber bebido alcohol, tu cerebro pierde esa habilidad de controlar esas «ventanas». Sólo te centras en una única línea de atención. Si solo estás haciendo una actividad, no hay problema. Pero si ocurre algo que llama tu atención por un momento, estás perdido. Esa puede ser la causa de muchos accidentes de coche relacionados con el alcohol, no puedes controlar el coche porque implica que tienes que coordinar muchas cosas de forma rápida.

La resaca, que es y como combatirla

Incluso si sobrevives a tu «viaje alcohólico», te enfrentarás a la tortura de los bebedores: la resaca. Ya sabes la sensación. Te duele la cabeza, sientes náuseas, la boca seca, mareos, diarrea y por demás.

Son muchas las teorías que explican la causa de las resacas. Una de ellas apunta que existen unas sustancias en las bebidas alcohólicas llamadas «congéneres» que son productos químicos como resultado de la fermentación y del proceso de destilación. La cerveza, el
vino tinto, el whiskey escocés y el coñac son los que más congéneres contienen y el vodka el que menos.

Otras posturas mantienen que el alcohol reduce unas sustancias químicas del cuerpo conocidas como prostaglandinas y, los que abogan por esta teoría, creen que utilizando un suplemento alimenticio de aceite de onagra se ayuda a reducir la resaca al proporcionar el material que el cuerpo necesita en bruto para sintetizar las prostaglandinas.

Un estudio de la Universidad de Michigan averiguó que los estudiantes que tomaban 5.000 miligramos de vitamina e antes de beber desechaban el alcohol de sus cuerpos mucho antes.

La única cosa que realmente cura la resaca es el tiempo. Mientras tanto para buscar alivio, muchos médicos recomiendan la aspirina para el dolor de cabeza y los antiácidos para la acidez de estómago. Beber mucho líquido (pero no alcohol) ayuda a restablecer los fluidos corporales reducidos por el alcohol. Un estudio de la Armada de los Estados Unidos averiguó que lleva una media de 36 horas para que el cuerpo se recupere de los efectos de la embriaguez. Durante una resaca tu habilidad para conducir se ve todavía mermada en más de un 20%.

Peligros del Alcohol

Los grandes bebedores tienen más que temer que a una simple resaca si limitan la bebida repentinamente.

En aquellos desafortunados una retirada total supondría provocarles síndrome de abstinencia (nauseas extremas, irritabilidad, debilidad, sudores y vómitos) de 12 a 48 horas después de su última bebida. Peor es el panorama que rodea al delírium tremens, caracterizado por el incremento la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, además de confusión y alucinaciones auditivas y visuales.

En  este punto, el alcohólico «ve cosas«, como animales que entran en la habitación. El cuerpo tiene sacudidas violentas a menudo provocando convulsiones o crisis epilépticas. No es broma: la tasa de mortalidad se sitúa en un 20%.

Los dos órganos más afectados por el alcohol son el hígado y el cerebro.

Daños cerebrales irreversibles

El alcohol es tóxico para las neuronas, o las células cerebrales, e incluso en cantidades moderadas puede provocar la pérdida de memoria. El cerebro de un gran bebedor envejece de forma prematura. Una investigación ha averiguado una atrofia cerebral, o mermación, después de un consumo crónico de grandes cantidades de alcohol.

Un estudio reciente confirma los efectos de la reducción cerebral incluso en la toma de alcohol de forma moderada, llevando a los investigadores a suponer que no hay una cantidad de alcohol que no sea dañina para el cerebro. Otras pruebas señalan que existe una regeneración de las funciones cerebrales si se elimina el alcohol.

Tomar bebidas alcohólicas de forma regular corta el tránsito de sangre y oxígeno al cerebro lo cual puede conllevar a la conocida amnesia alcohólica. La persona parece que se encuentra normal pero no es consciente de dónde se encuentra y no recuerda nada de lo que ha pasado antes de que «despertaran».

Los bebedores asiduos pueden progresar a una demencia alcohólica similar a la enfermedad de Alzheimer, produciéndoles una disminución cerebral que es visible a través de los rayos X. Estudios de Finlandia, Hawai y Massachussets señalan el incremento de derrames cerebrales, causándoles aún más daño cerebral.

Aquellas personas que beben en exceso, pueden sufrir una deficiencia de tiaminavitamina B1, pudiéndoles provocar el síndrome de Wernicke-Korsakoff. La parte de Wernicke supone la falta de coordinación, movimientos torpes a causa del daño
producido en el nervio. La parte de Korsakoff implica una psicosis que te impide recordar sucesos recientes.

Para llenar esa falta de memoria, el alcohólico suele tender a crear sus propios escenarios, proceso conocido como confabulación.

Mientras que la toma de alcohol de forma liviana es muchas veces sugerida con el fin de prevenir enfermedades cerebrales, un reciente estudio sugiere lo contrario. Investigadores examinaron la toma ligera y moderada del alcohol en 35 adultos saludables. Aquellos
que bebieron alcohol de forma más frecuente incrementaron las cantidades de dos proteínas en el cerebro. La primera, S100B, se cree que es un indicador del incremento de la barrera de permeabilidad de la sangre en el cerebro, lo cual permitiría la entrada de sustancias tóxicas en el cerebro.  La otra proteína que se vio elevada fue la sustancia amiloidea beta, que, en exceso, se cree que es una de las principales causas de la enfermedad de Alzheimer.

Algunos estudios implican la absorción de aluminio en casos de Alzheimer. Mientras que
no hayan pruebas definitivas para ello, la cerveza es un ácido sicílico natural, que bloquea la asimilación del aluminio.

Un puñetazo para el hígado

El hígado es el lugar donde más tiene que ver la acción del alcohol.

Cuando el alcohol entra en el hígado, ocurre de todo para poder controlar la bebida. La proteína incrementa y, el hígado, que absorbe 10 veces su peso en agua, se hincha.

En lugar de metabolizar la grasa, el hígado desvía su atención en tratar de desechar el alcohol. El nivel de grasas se incrementa, llegando a producir el primer paso que hace enfermar al hígado. Ello puede producirse tan solo con un fin de semana en el que bebas mucho alcohol.

El siguiente paso es que se produzca una hepatitis alcohólica, una inflamación del hígado.

Las funciones del hígado pueden volver a su estado normal si se deja de beber alcohol. Se estima que entre un 10 y 20% de bebedores, mientras tanto, llegan al último paso que
corresponde a un fallo hepático, la cirrosis. La cirrosis, que causa un 75% de muertes debidas al alcohol y mata a cerca de 11.000 personas al año y América que ocupa la séptima posición de causa de mortalidad, es un término que describe la transformación del tejido del hígado en un tejido con cicatrices.

Algunos estudios recientes evidencian que la lecitina de soja puede ayudar a prevenir esa fase final de esta enfermedad del hígado en un alcohólico, pero este estudio sobre la lecitina estaba más centrado en fines comerciales que en otra cosa.

El por qué algunas personas desarrollan cirrosis y otras no es un misterio. La genética y los factores nutricionales pueden jugar un gran papel. Sin embargo, hay una cosa que es bien cierta: el alcohol daña directamente al hígado. Teorías del pasado sostenían que la cirrosis evolucionaba en un largo plazo a una malnutrición porque los alcohólicos casi siempre sufrían numerosas deficiencias nutricionales.

Alcohol y daños estomacales

Aunque la malnutrición frecuentemente es un añadido a este problema, lo cierto es
que el alcohol directamente disminuye las reservas o interfiere en la absorción de los siguientes nutrientes: tiamina, riboflavina, niacina, piridoxina, ácido fólico, calcio, hierro, zinc, magnesio, selenio, B 12 y las vitaminas C, A y D.

Algunas personas creen que, por el hecho de que la cerveza esté compuesta por levadura, ésta contenga una cantidad generosa de vitaminas. Una lata de cerveza contiene la cantidad diaria recomendada de vitaminas del complejo B como la niacina, 1.1 gramos de proteínas y un 10% de la dosis diaria recomendada de riboflavinas, sin embargo
una porción de pan tiene más nutrientes.

Cuando el nivel total de calorías ingeridas por alcohol excede el 30% de la dieta, sin embargo, se produce una disminución de proteínas, grasas y otros nutrientes.

El abuso crónico de alcohol deteriora la función del estómago de transferir sangre al intestino. Ello daña directamente al revestimiento del intestino, provocando una mala
absorción de nutrientes y al azúcar de la leche, causando una intolerancia severa a la lactosa.

Un análisis realizado a personas alcohólicas en los barrios bajos de Chicago demostró que
sus dietas consistían básicamente en bollos rellenos pasados por alcohol.

El daño en el hígado puede interferir en las reservas y el procesado de los nutrientes, mientras que los frecuentes vómitos y diarreas en personas alcohólicas hacen que pierdan los pocos nutrientes con los que hayan podido quedarse. Los vómitos intensos que se producen durante las juergas alcohólicas pueden provocar pequeños desgarros en el esófago, conocido como desgarros de Mallory-Weiss, considerados como
precursores de un cáncer de esófago.

El contenido del vómito producido por el alcohol causa daños en el conducto estomacal.

Grandes cantidades de alcohol producen gastritis, una inflamación del estómago. Aquellas personas que beben mucho alcohol, muestran en un 75% mayores incidencias en el
páncreas, también conocido como, pancreatitis, y úlceras de estómago.

Toda esta es una gran cantidad de información negativa sobre el alcohol que hay que digerir. Algunas cuestiones positivas se tratan en nuestro artículo sobre el vino.

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