Está claro que no hay nada mejor que el sabor, la textura y el color de la fruta y la verdura fresca.
Pero, ¿existen nutrientes (vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra) superiores en sus homólogos congelados y en conserva?
Los expertos aseguran que los productos congelados y enlatados ofrecen un valor nutricional comparable al de los frescos y, bajo determinadas circunstancias, son incluso más sanos.
A continuación, te revelamos algunas formas de ayudarte a desenvolverte con menor confusión en los pasillos del supermercado.
¿Cuándo son mejores los alimentos frescos?
No existe sustituto alguno para el sabor, la textura y el contenido nutricional de la fruta y la verdura frescas. Pero la manera óptima de disfrutar de los beneficios saludables de los productos frescos es comprar los que se cultivan cerca de su punto de venta, y consumirlos muy poco después de haberlos adquirido.
La razón es que los productos cultivados en una zona lejana tienen que hacer un largo viaje en camión antes de llegar a su destino de venta, lo que comporta una importante pérdida de nutrientes. Por otro lado, la forma en que los vegetales frescos se preparan en casa también puede afectar a su contenido nutricional.
Si la verdura se hierve en grandes cantidades de agua, durante un prolongado período de tiempo, pierde gran parte de sus nutrientes, en comparación con cuando se prepara al vapor, sin cocerla en exceso.
¿Productos frescos, congelados o en conserva?
Sólo existen dos formas de que el producto fresco pierda parte de su valor nutricional; cuando pasa demasiado tiempo tras su cosecha, y durante el proceso de cocción.
Al cabo de unos tres días de estar en la despensa, las verduras como el brécol o las judías verdes pierden la suficiente cantidad de contenido nutricional como para recurrir a los congelados o a las latas como mejor alternativa. En comparación, las manzanas, las naranjas, las zanahorias y los pomelos frescos son buenos ejemplos de alimentos que suelen mantener su valor nutricional.
¿Cómo se procesan los congelados?
La peor parte de comer frutas y verduras congeladas o enlatadas es que el sabor y la textura se ven alterados.
Y la mejor es que los congelados y los alimentos en conserva aportan todo el valor nutricional cuando no es temporada del producto fresco o cuando resulta demasiado caro.
La verdura congelada se empaqueta en hielo, o se enfría a temperaturas extremadamente bajas, casi inmediatamente después de su recogida.
Tanto la primera técnica como la segunda atrapan los nutrientes mientras el producto está en su punto óptimo de consumo.
Mientras que algunos nutrientes se pierden antes de que el producto llegue al congelador, cuando se sumergen en agua caliente durante uno o dos minutos, para estabilizar el alimento y conservar su color y textura, la pérdida de nutrientes es mínima, en comparación con la del producto fresco que llega a las estanterías del supermercado o la frutería.
Diversas investigaciones han demostrado que, dado que el producto congelado queda protegido de la luz gracias a su envase, retiene más betacaroteno, un potente antioxidante que protege a las células de los daños causados por los radicales libres, y también estimula la función del sistema inmunológico.
Las espinacas congeladas recién cosechadas, por ejemplo, contienen una cantidad de betacaroteno superior en un 80% a la de las frescas, que pierden muchos nutrientes durante el transporte y el tiempo de exposición en las tiendas y en el frigorífico.
Por otro lado, a muchos productos congelados se les añade vitamina C (ácido ascórbico), para que mantengan su color, lo que los convierte en una fuente mucho más eficiente de dicha vitamina.
¿Qué se esconde en una lata?
Según la American Dietetic Association, casi todos los residuos de pesticidas se eliminan durante el proceso de lavado, pelado y envasado de los alimentos enlatados.
No contienen conservantes, y se calientan para destruir las bacterias, y después se introducen en las latas, a las pocas horas de su cosecha. Una vez el producto se ha envasado, conserva su valor nutricional hasta que se abre la lata.
Mucha gente se echa atrás por la textura de la verdura y la fruta enlatada, y porque algunos productos contienen sodio añadido o se envasan en almíbar. Es importante asegurarse de adquirir alimentos enlatados sanos, como las verduras bajas en sodio y sin sal, o la fruta en su jugo.
El resultado
Conservar y procesar alimentos en lata o congelados sólo comporta una mínima pérdida de nutrientes, similar a la pérdida que tiene lugar durante la cocción de los alimentos frescos.
Si sigues confuso respecto a qué producto recurrir, recuerda sólo una cosa: en general, si una fruta o una verdura se considera sana y nutritiva cuando es fresca, también lo será cuando esté congelada o enlatada.