Los radicales libres afectan a todo tipo de tejidos. Un efecto que salta a la vista es el aspecto que ofrecen los alimentos expuestos al aire y a la luz: se oscurecen y enrancian a causa de la degradación -causada por los radicales libres- de las grasas contenidas en la mayor parte de los alimentos.
Este proceso de deterioro es rápido y conlleva notables pérdidas económicas y daños potenciales para la salud.
El uso de productos antioxidantes en el ámbito alimenticio se ha extendido por esta razón y las industrias alimenticias se han volcado en la búsqueda de compuestos sintéticos porque son más económicos que los naturales. Los dos más utilizados son el hidroxianisol butilado -o butilhidroxianisol (BHA)- y el hidroxitolueno butilado -o butilhidroxitolueno (BHT)-.
Pero unos estudios recientes han puesto en tela de juicio su presunta inocuidad: los experimentos de laboratorio han demostrado que en las ratas provocan tumores.
Aunque en pequeñas dosis parezcan inocuos para el ser humano, se están buscando caminos alternativos y dirigiendo las investigaciones hacia los antioxidantes naturales, que seguramente son más eficaces y, por supuesto, más seguros para la salud.
Los más conocidos y utilizados desde hace ya mucho tiempo son la vitamina C y la vitamina E, reproducidas químicamente en laboratorio (respectivamente como ácido ascórbico y tocoferol de síntesis).
Pero se han individualizado otros antioxidantes naturales y se están llevando a cabo investigaciones para determinar su utilización en el ámbito de la industria alimenticia.
Lee la etiqueta
La comida proveniente de la industria alimenticia ha ido acumulando, con el paso del tiempo, diversas sustancias denominadas aditivos. Se calcula que la cantidad de los mismos se ha multiplicado por 10 en los últimos 20 años.
Aproximadamente un 5% de la comida que ingerimos está compuesta de: densificadores, antioxidantes, ceras, colorantes, conservantes, dulcificantes, emulsionantes, gelatinizantes, estabilizantes, etc.
Se sospecha que muchas de estas sustancias sean nocivas: pueden provocar crisis alérgicas, además de otras patologías, entre las que no hay que descartar el cáncer.
En las etiquetas cada aditivo alimentario tiene una sigla compuesta por una letra E (por Europa: deben pertenecer a una lista aprobada a nivel europeo) y 3 números. Los antioxidantes corresponden a la serie que va de la E300 a la E321.
La tabla que aparece a continuación contiene una lista de los antioxidantes más comunes -tanto naturales como de síntesis- que se utilizan en la industria alimenticia, divididos en dos categorías (inocuos y dañinos} en base a los datos disponibles hoy en día.
Inocuos
|
Dañinos
|
||
E300 | Ácido ascórbico (vitamina e sintetizada en laboratorio) | E335-337 | Tartratos |
E301-304 | Derivados del ácido ascórbico | E311-312 | Gálata de Octilo y de Dodecilo |
E306 | Vitamina E natural (tocoferol) | E320 | BHA (butilhidroxianisol o hidroxianisol butilado) |
E307-309 | Tocoferol de síntesis | E321 | BHT (butilhidroxitolueno o hidroxitolueno butilado) |
E322 | Lecitinas naturales extraídas de la soja y la yema de huevo | E325-327 | Lactatos |
E330 | Ácido cítrico de síntesis | E338 | Ácido ortofosfórico |
E331-333 | Citratos | E339-341 | Ortofosfotos (pueden transformarse en polifosfatos, peligrosos para el metabolismo del calcio). |
E334 | Ácido tartárico de síntesis |