La congestión muscular

Congestión muscular

Si preguntamos a cualquier culturista cual es la sensación que con mayor satisfacción experimenta durante el entrenamiento, con toda seguridad respondería que la congestión.

Precisamente, si algo echa de menos un principiante cuando entrena es la sensación de tener el músculo hinchado, caliente y tenso.

A menudo se pregunta cuál es la razón por la cual no es capaz de obtener el mismo efecto que los culturistas más veteranos y termina por pensar que quizás se deba a una mala técnica de ejecución o, al vez, a la inexperiencia propia de su condición de neófito.

La verdad es que causa cierto desánimo escuchar a otros culturistas de mayor nivel, comentar con satisfacción cuan productivo creen que ha sido el entrenamiento, gracias a la tremenda congestión que han conseguido, ese día, en el grupo muscular que han trabajado.

Uno puede, realmente, llegar a creer que está perdiendo el tiempo y desanimarse hasta el extremo de estar tentado de abandonar.

Pero no hay que obsesionarse y sobredimensionar el tema. Más bien hay que aprender a desarrollar una actitud firme y paciente, preocupándose de lo que es verdaderamente importante en la etapa de formación básica como culturista: adquisición de una técnica de ejecución depurada, conocimiento y control muscular y desarrollo de una actitud positiva hacia el entrenamiento.

Todos estos factores son fundamentales y siempre previos a la obtención de resultados apetecibles.

Con el paso del tiempo, el principiante, desarrolla la capacidad de percibir e interpretar las diferentes sensaciones que genera el entrenamiento y por supuesto, la tan anhelada sensación de plenitud que genera la congestión muscular.

No obstante, este fenómeno no se produce en todos los músculos de forma equivalente. Normalmente, los más utilizados son los primeros en responder.

Llegados a este punto creo que se hace necesario profundizar en ciertos aspectos cuya comprensión es fundamental para comprender en que consiste realmente el fenómeno de la congestión, por qué y como se produce y en qué medida es responsable del crecimiento muscular.

¿Qué es la congestión muscular?

En condiciones de reposo o de actividad física ligera, el volumen sanguíneo se halla repartido de forma homogénea por todo el organismo. Pero ciertas actividades exigen un reparto diferenciado de dicho volumen.

Así pues, cuando comemos, se produce un mayor flujo de sangre hacia los órganos digestivos con el objeto de facilitar los procesos digestivos, de transporte y asimilación de los nutrientes ingeridos con la alimentación. Es lo que podríamos considerar una «congestión digestiva«.

Si, por cualquier motivo, se detienen los procesos mencionados, sufriremos los efectos negativos de un corte de digestión.

De igual modo, cuando efectuamos un ejercicio muscular, la necesidad de mantener operativo el sistema de aporte energético y de oxígeno y la posterior eliminación de los productos de deshecho metabólico, obliga al aporte de un mayor caudal de sangre hacia aquellos músculos que estén siendo exigidos en mayor medida.

Los órganos o sistemas que estén menos activos cederán parte de sus reservas para que los más activos puedan disponer de los recursos necesarios para responder con eficacia a la demanda planteada. Este fenómeno recibe el nombre de redistribución del volumen sanguíneo y posibilita la congestión muscular.

Es importante comprender la importancia que tiene poder dirigir el mayor flujo de sangre posible hacia los músculos que estamos entrenando y la inconveniencia de dividir dicho caudal en varios frentes.

Así pues, las distintas funciones que el organismo es capaz de asumir, requerirán, en cada momento, un flujo determinado que no puede ser compartido si deseamos alcanzar el máximo grado de operatividad. En otras palabras, no podemos entrenar y comer al mismo tiempo (aunque esa práctica era habitual en el pasado), ni estudiar y entrenar a la vez, ni estudiar mientras degustamos un plato de marisco.

A pesar de las recomendaciones que con frecuencia hacen los médicos y nutrólogos, una práctica muy difundida es comer mientras vemos la televisión o leemos algo. Ello no puede sino perjudicar los procesos digestivos y de asimilación. ¿Cuántas veces habéis visto a alguien en el gimnasio, leer una revista o contar un chiste entre serie y serie?, ¿creéis que esa práctica es productiva en términos de rendimiento?.

Congestión y crecimiento muscular

Dejadme que os cuente una de tantas falsas creencias que circulaban por ambientes culturistas cuando yo empezaba a entrenar y que ahora os puede causar sorpresa y hasta provocar una sonrisa.

Algunos culturistas se colocaban gomas alrededor de la parte superior de los brazos porque creían que si eran capaces de retener la sangre en los músculos y con ello intensificar y prolongar el efecto de congestión, éstos, crecerían más.

Lo cierto es que lo único que lograban colapsando el riego sanguíneo era justo todo lo contrario, asfixiaban los músculos y por consiguiente, limitaban su capacidad de trabajo.

Os cuento esto para que veáis hasta que extremos se puede llegar, a veces, con el objeto de conseguir algo que se considera extremadamente valioso, en nuestro caso, la congestión. Pero, ¿Cuál es el verdadero papel de la congestión en el proceso de crecimiento muscular?.

Comenzaré haciendo una aseveración que puede y de hecho, así lo espero, provocar cierta confusión o incluso rechazo: «la congestión no es la responsable del crecimiento muscular, pero sin congestión no hay crecimiento posible».

Acto seguido, aclararemos el verdadero sentido de la frase. Un practicante de culturismo puede obtener, en cada entrenamiento, una congestión máxima y seguir así, meses y años, sin experimentar ningún crecimiento muscular.

Los motivos hay que buscarlos en un aporte deficiente o insuficiente de nutrientes o bien, en una falta de estímulos de magnitud creciente en el entrenamiento (es decir, de nuevos retos en el entrenamiento, más volumen, más intensidad…), o incluso, cabe pensar en la posibilidad de haber alcanzado un límite en el potencial de crecimiento.

Ahora bien, si la sangre no se concentra en el músculo que estamos entrenado, los procesos metabólicos no se desarrollarán de forma eficaz y la capacidad de respuesta muscular se verá notablemente disminuida.

Con ello, la calidad del estímulo de crecimiento será pobre y no se producirá la tan ansiada adaptación en términos de hipertrofia.

Por todo ello debemos concluir que el objetivo de una sesión de entrenamiento culturista nunca debe ser el obtener congestión, sino estimulación de crecimiento. La primera debe ser consecuencia de un trabajo muscular bien realizado.

Todo sistema o técnica de entrenamiento que pretenda hacerse un hueco en la estructura metodológica culturista a base de calificarse de «super congestión» y no de «super eficacia«, está falseando la realidad. A partir de aquí, sacad vuestras propias conclusiones.

Suscríbete gratis a cambiatufisico.com

Únete a nuestra comunidad: recibirás un email solo cuando haya un nuevo artículo. Sin correos molestos, sin spam, solo lo mejor de nuestros contenidos.