El refranero español contiene muchos y muy variados ejemplos de refranes que hacen referencia a las relaciones de amistad que pueden establecer las personas.
Algunos, se nos ofrecen en forma de consejo o advertencia, como por ejemplo: «más vale solo que mal acompañado«.
Otros pretenden orientarnos a cerca del talante de algunos individuos en función de las amistades que poseen: «dime con quien andas y te diré quien eres» o «Dios los cría y ellos se juntan«.
Otros, en tono más positivo, nos dicen: «quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija» o «quien tiene un amigo, tiene un tesoro«.
He querido comenzar este artículo permitiéndome una licencia literaria para ilustrar hasta que punto podemos vernos condicionados por las relaciones de amistad que podamos llegar a establecer a lo largo de nuestra vida.
Contar con la ayuda o la amistad de personas cuyo perfil empatice con el nuestro, es siempre un factor positivo que puede facilitar, en gran medida, la realización de nuestros proyectos y el logro de nuestros objetivos y precisamente de eso vamos a tratar en esta ocasión.
Mucho se ha escrito y discutido a cerca de la conveniencia de contar con un compañero de entrenamiento.
Algunos culturistas opinan que no es bueno depender de alguien para entrenar y prefieren hacerlo solos. Otros, en cambio, son firmes defensores del entrenamiento en parejas.
Personalmente creo que todo depende del momento y la persona, así que dejadme que os muestre mi particular visión del tema, haciendo un repaso de los motivos que pueden tratar de justificar la necesidad de entrenar con alguien.
1º Para aumentar el nivel de motivación
Si realmente necesitáis un compañero para mantener un alto nivel de motivación durante los entrenamientos, entonces, tenéis un problema.
El impulso para acudir al gimnasio debe nacer de un fuerte deseo que os empuje a entrenar con un fuerte espíritu de superación.
Si no poseéis la actitud necesaria para soportar el esfuerzo diario que supone hacer bien las cosas, es posible que un compañero de entrenamiento os ayude al principio, pero, a la larga, no será estímulo suficiente y terminaréis por abandonar.
Cuando se posee la actitud necesaria y el deseo es fuerte, entonces, el entrenar con alguien que comparta nuestro mismo interés, nos enriquecerá y nos transportará a una dimensión superior.
Todos podemos tener días malos por el motivo que sea y precisamente en momentos así, es cuando un compañero o un amigo que con su ejemplo nos estimule a superar el bache, se revela como más importante.
Y hablando de parejas de entrenamiento, me viene a la memoria el, posiblemente, más célebre tándem de entrenamiento que jamás se haya visto. Me refiero al dúo Arnold y Franco.
Ambos tuvieron el privilegio de conocerse y compartir una, por no decir la más, esplendorosa época de la historia del culturismo.
No había nada que juntos no pudieran hacer. Su sola presencia en el gimnasio suponía un estímulo difícil de repetir.
No se trataba, únicamente, de lo grandes o fuertes que fueran, sino de su cautivadora personalidad, su carisma y su capacidad para
contagiar a los demás con su entusiasmo y su amor por el culturismo.
Pero no dependían el uno del otro para entrenar, eran capaces de hacerlo completamente solos a la perfección y si algún día fallaba uno de los dos, el otro no se desanimaba y se iba a casa decepcionado.
Si queréis triunfar en vuestro empeño, debéis ser lo suficientemente fuertes como para afrontar en soledad la dura tarea de entrenar cada día y si en algún momento se cruza en vuestro camino alguien que comparta vuestros intereses, entonces, adelante, pero no generéis ninguna dependencia hacia nadie, ya que los demás van y vienen y nada es para siempre.
2º Para que el entrenamiento sea más entretenido
Las personas que con frecuencia, afirman que se aburren en el gimnasio si están solas, se hacen un flaco favor a sí mismas.
Admitir esto, es tanto como reconocer que carecemos de la capacidad de enriquecer nuestras vidas.
Yo jamás me aburro cuando estoy solo, más bien lo hago cuando estoy con personas que no tiene nada interesante que hacer o decir.
Si os apuntáis a un gimnasio porque lo ha hecho vuestro mejor amigo y creéis que eso basta, estáis en el mal camino. Quizás debáis plantearos seriamente la posibilidad de practicar otro deporte.
A mi la natación no me gusta en absoluto, así es que no me busquéis jamás en una piscina. Si me obligara a ir porque mis amigos acuden a nadar cada día, probablemente iría algunos días, pero tarde o temprano dejaría de ir con cualquier excusa.
El problema para muchas personas que acuden al gimnasio es que en realidad, no les gusta entrenar con pesas y desgraciadamente para ellas, el culturismo constituye el único medio realmente eficaz y seguro para manipular la apariencia física a placer.
La consecuencia es la altísima tasa de fracaso y abandono que se produce en las salas de musculación.
Siempre he dicho que si existiera una pastilla que permitiera obtener el cuerpo deseado, todo el mundo la tomaría, yo el primero, pero la diferencia es que yo seguiría entrenando, porque realmente disfruto contrayendo mis músculos y moviendo hierro.
3º Para ayudarse a mover más peso
Uno de los motivos por los cuales tendemos a buscar compañeros es para unir fuerzas en un empeño común, recordad el dicho: «la unión hace la fuerza«.
Pero en algunos casos la posible ventaja puede volverse contra nosotros.
Es frecuente observar a algunos principiantes que entrenan juntos para ayudarse a mover más peso y forzar en las últimas repeticiones de cada serie, en la creencia de que tal procedimiento será más productivo en términos de crecimiento muscular.
Pero lo cierto es que lo único que hacen es mover el peso a medias. Incluso, en ocasiones, parece que el asistente hace más fuerza que el propio ejecutante.
Las repeticiones forzadas son una forma de trabajo realmente útil cuando es aplicada por culturistas formados, pero en manos de un principiante, no deja de ser un vano esfuerzo dirigido hacia la nada.
4º Para ayudarse a coger el peso
Este es, realmente, el único motivo justificable para defender la necesidad de entrenar con un compañero.
El factor seguridad, a la hora de sacar o dejar el peso en los soportes, vigilar la ejecución o pasar un par de mancuernas pesadas, es una razón importante que apoya la tesis del entrenamiento en pareja. En alguna ocasión en que estabais cargando peso en la barra habréis pensado: ¿y quién saca ahora esto de aquí?!! Un mal gesto, un momento de duda, un pequeño desequilibrio, pueden ser la causa de una lesión.
Coger un par de mancuernas pesadas desde el suelo, pueden ser el camino más corto para sufrir un tirón muscular en la zona lumbar y estar tirados unos cuantos días en el dique seco.
Ahora bien, para eso, tampoco hace falta tener a nadie fijo en plantilla, simplemente necesitamos a alguien que entrena a la misma hora que nosotros y que se preste a ayudarnos puntualmente.
La ayuda puede ser circunstancial para algunos ejercicios y recíproca.
5º Para compartir experiencias y conocimiento
La curiosidad y la necesidad de aprender y compartir es uno de los estímulos más fuertes que mueven al ser humano y una de las razones de buscar compañía en el ámbito deportivo.
En un campo tan oscurantista como el culturismo, plagado de «secretos» y fórmulas «mágicas» solo al alcance de los privilegiados, la necesidad de saber es una constante, que se manifiesta, no solo, en los principiantes, sino incluso, en los más veteranos que después de muchos años aún creen que no saben lo suficiente y siguen buscando la piedra filosofal que les conduzca a cotas de desarrollo muscular jamás alcanzadas.
Ello hace que en ocasiones, se formen parejas de entrenamiento que no poseen demasiado en común excepto esa necesidad de intercambiar «secretos«.
Según este artículo, juzga por ti mismo si te es realmente necesario entrenar con un compañero. Lo que es indiscutible, es que encontrar un compañero de entrenamiento adecuado puede resultar una ardua tarea. Suerte con la búsqueda!!