Epicondilitis

Epicondilitis

«Me duele el codo« es una frase muy frecuente que suele oírse en los gimnasios.

Lo típico es que te digan que calientes bien la articulación antes de entrenar y/o si a pesar de ello continúan las molestias, que intentes hacer otros ejercicios alternativos “alrededor del dolor”, es decir, buscando que no te duela, y que puedas seguir entrenando. Si el dolor es muy fuerte y/o persistente, puedes aplicar hielo, durante 20 minutos y darle descanso al codo…

Existen dos problemas que producen molestias en el codo, y que compartimos con otros deportistas como tenistas, padelistas, golfistas, y con trabajadores manuales como ebanistas, albañiles e incluso empleadas del hogar…, estos son: Epitrocleitis y Epicondilitis, pero en este artículo nos centraremos en la EPICONDILITIS.

Que es la Epicondilitis

El prefijo EPI, significa por encima, y la terminación ITIS, inflamación.

Recordando algo la anatomía del codo, tenemos dos huesos en el antebrazo, que forman parte del codo, son el cúbito y el radio.

El radio, a nivel del codo, tiene un “condilo” (terminación del hueso en forma de platillo para adaptarse a la terminación del extremo del otro hueso con el que se articula, el húmero. Hay una porción de tejido blando, que está “por encima” del cóndilo, es el EPICONDILO, la cual cuando se inflama da lugar a la Epicondilitis.)

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El mal uso de la articulación del codo, es la que con mucha frecuencia va a producir la famosa epicondilitis: microtraumatismos repetidos a lo largo de días, meses y años de entrenamiento o trabajo.

La causa: posiblemente una biomecánica inapropiada.

Por eso es muy importante enseñar a una persona a realizar un ejercicio adecuadamente, sin trampas, con movimiento completo, y con ritmo adecuado, sin brusquedades. Es bastante frecuente observar “pres de banca” o “pres francés” con los codos en posición errónea, que después con el tiempo son difíciles de corregir.

Tu médico te lo diagnosticará al explorarte, aunque los síntomas típicos son la imposibilidad de hacer un buen apretón de manos, no poder servir una jarra, pero sí poder cargar una bombona de gas…

Tratamiento de la epicondilitis

El tratamiento a veces es difícil para algunos pacientes, ya que la mayoría no quiere dejar de entrenar. Algunos usan unos brazaletes, que se colocan cerca de la flexura del brazo, que comprimen la zona de la lesión, y que facilita entrenar, pero no tienen ningún efecto terapéutico, y a la larga puede ser peor.

Se puede intentar con Fisioterapia (hay un arsenal amplio, laser, ultrasonido, incluso acupuntura). Muchos traumatólogos aconsejan la infiltración con corticoides. A veces, con una vez es suficiente, en otras hasta tres. Siempre se aconseja reposo de la zona dolorida.

Es muy importante enseñar a una persona a realizar un ejercicio adecuadamente para prevenir futuros problemas y evitar errores complicados de corregir con el tiempo

Suelen ser “mejores pacientes” los no deportistas, a los que normalmente se les da de baja, y permiten el descanso al codo. En último lugar está la intervención quirúrgica, aunque en ocasiones no llega a solucionar el problema.

Tratamiento sin cirugía

El tratamiento no quirúrgico tiene tres componentes principales: protección, disminución de la inflamación, y fortalecimiento de los músculos y tendones.

Protección

Incluye:

  • Reducir las actividades causantes de dolor
  • Modificar aquellas actividades que agravan el dolor
  • Disminuir el tiempo o intensidad de la actividad
  • Realizar descansos y estiramientos

Otros métodos de protección son la utilización de una codera elástica o una férula de muñeca y ocasionalmente la inmovilización con yeso. Un programa de estiramientos puede ser útil por disminuir la tensión del músculo sobre el tendón afecto. Los estiramientos incluyen el brazo afecto, así como el cuello, parte superior de la espalda y hombro, mano, muñeca, antebrazo y tríceps.

Disminuir la inflamación del tendón

Esto puede conseguirse con hielo, distintas modalidades de fisioterapia (como los ultrasonidos o la iontoforesis), medicación antiinflamatoria e infiltraciones con corticoides.

Aplícate hielo después de los periodos de ejercicio/trabajo para reducir la inflamación y conseguir un alivio temporal del dolor. Para la aplicación del hielo, rodea el codo y el antebrazo con una tela humedecida y coloque una bolsa de hielo triturado sobre ésta. Mantener el hielo durante 15-20 minutos.

Hielo y masaje de fricción: Se puede usar para disminuir la inflamación y promover la cicatrización de los tendones inflamados. El hielo provoca la constricción de los vasos de superficie; la fricción los dilata. Para aplicarse el masaje con hielo, llena un vaso de plástico con agua y mételo en el congelador. Recorta la mitad superior del vaso de plástico. Masajea suavemente la zona dolorosa con el hielo duante cinco minutos.

Para el masaje de fricción, use las yemas del los dedos pulgar o índice. Frótese sobre el área dolorosa. Comenzar con una ligera presión y poco a poco ir aumentando hasta aplicar una presión firme. Continuar el masaje durante 3-5 minutos. Alternar el hielo y el masaje, siempre terminando con la aplicación de hielo de forma que el área afectada no se quede inflamada. Repetir 2 ó 3 veces al día.

Estiramientos y ejercicios de potenciación

Generalmente esto se hace después de que los pasos anteriores han conseguido que disminuya el dolor. En algunos casos, cuando el dolor no mejora con otras medidas, un programa de fortalecimiento conducirá a la resolución completa de los síntomas.

Comienza con los ejercicios una vez que haya permanecido sin dolor durante algunos días. Los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento son necesarios para una rehabilitación apropiada. El estiramiento de los músculos flexores y extensores del antebrazo como se describirá contribuirán a prevenir el desequilibrio muscular.

Ejercicios de Estiramiento

Extender firmemente la muñeca con el brazo estirado; mantenerse así durante 4-6 segundos y repetir de 4 a 6 veces. Repetir el mismo ejercicio, pero esta vez flexionando la muñeca con el codo en extensión.

Ejercicios de Fortalecimiento

Importante: Estos ejercicios deben realizarse únicamente cuando se ha recuperado la flexibilidad mediante los estiramientos.

Realizar flexiones y extensiones de la muñeca (rápido hacia arriba, lentamente hacia abajo) cogiendo un peso con la mano.

Hacer dos tandas con 20 ó 30 repeticiones cada una. (Pueden añadirse ejercicios de prensión apretando una pelota de goma, pero limitándolos a 20 repeticiones).

En el siguiente video puedes ver otros ejercicios recomendados para tratar la epicondilitis.

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