El origen del flato es desconocido. Primero, porque la investigación científica en esta materia es escasa, y, segundo, porque este famoso flato, aunque siempre sentido en un flanco, se puede localizar en cualquier punto del abdomen.
Sin embargo, es seis veces más corriente en el lado derecho que el izquierdo. Esta variación en su localización no facilita nada las explicaciones.
Existen varias teorías sobre el origen de esta molestia, pero ninguna parece lo suficientemente satisfactoria, más si tenemos en cuenta que existe un factor psicológico, puesto que su incidencia aumenta en situaciones de estrés como antes de una competición.
Veremos lo que dicen los estudios científicos al respecto.
¿Se puede eliminar el flato?
Caso de estudio 1
(Morton O.P., et al. Effect of ingested fluid composition on exercise-related transient abdominal pain. lnt J Sport Nutr Exerc Metab. 2004 Apr; 14(2):197-208.)
Lo que debe interesar al deportista es conocer los factores que favorecen la aparición de este dolor abdominal o flato. En una encuesta realizada a casi mil deportistas de fondo, el 61% se quejó de haber padecido como mínimo este problema una vez en el último año.
La posición con el tronco muy erguido y los choques experimentados durante la carrera o en la equitación son factores que favorecen la aparición de este factor. La incidencia de este dolor de costado es trece veces menor en los ciclistas, en los que el tronco está inclinado y las sacudidas son menores.
Ésta es también la razón por la que se recomienda inclinarse hacia delante para que desaparezca este dolor. Esto no quiere decir que los ciclistas no padezcan nunca este problema, pues existen otros factores.
El flato afecta a deportistas de todos los niveles, aunque, cuanto más se entrena un deportista, menos susceptible es de padecerlo. La incidencia de este problema también disminuye con la edad. Los problemas de columna vertebral favorecen la aparición de flato.
Caso de estudio 2
(Plunkett B.T., et al. lnvestigation of the side pain «stitch» induced by running after fluid ingestion. Med Sci Sports Exerc. 1999 Aug; 31(8):1169-75.)
Plunkett estudió a deportistas que padecían este problema habitualmente. Este autor confirmó que la incidencia es mayor cuando los sujetos han comido o bebido antes de correr.
Durante el esfuerzo, la ingesta de agua aumenta el riesgo, la precocidad, el dolor y la duración de este fenómeno. Cuando la bebida ingerida es muy azucarada (10% de glúcidos), el riesgo se dobla. La peor situación se da cuando se sobrepasa la concentración del 10%. En cambio, habituando progresivamente el cuerpo a los aportes energéticos, se reduce su incidencia durante los entrenamientos.
Parece, pues, que las bebidas poco azucaradas son preferibles a las muy ricas en glúcidos o a los zumos de fruta concentrados. Durante el esfuerzo es mejor beber frecuentemente pequeños tragos que beber mucho de forma irregular. Las bebidas hipertónicas (muy ricas en sodio) también aumentan el riesgo respecto a las que son isotónicas o hipertónicas.
Aun así, empezar deshidratado favorecerá la aparición de las formas más fuertes de flato. Las maniobras utilizadas para eliminar el flato (inclinarse hacia delante, contraer los abdominales, aumentar la intensidad de la respiración, etc.) solamente consiguen un alivio momentáneo. Sin embargo, Plunkett recomienda llevar un cinturón ancho y ligero con cierre de velcro que se pueda apretar en caso de flato y quitar a continuación.